SALMO MARINO
A la memoria de mi padre
Rafael Gustavo Fernández Heres.
Desde
el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.
En medio de esta costa azotada por las olas
el
eco de mis súplicas se pierde en el abismo
y
la furia del viento ensordece mis oídos.
Desde
el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.
Pero
yo no te oigo…
distraído
en el puerto por los barcos que zarpan
detrás
de la promesa de reinos ilusorios;
ebrio
por el redoble de marciales tambores
que
incitan a la guerra fratricida en la Tierra;
seducido
por cantos de sensuales sirenas
que hechizan con los falsos paraísos de sus islas.
Desde
el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.
Hijo
de Dios, Tú eres el pez sagrado, el ICTIS
que sale de las aguas para besar la playa
cuando el alba serena la luz de las estrellas.
Tú
colmas con los peces de la Sabiduría
las
redes fatigadas del pobre pescador,
que
durante las noches terribles de la angustia
franquea
las tormentas sostenido en la Fe.
Desde
el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.
Cuando
el tifón quebró el casco de mi barca
y hundiéndome
me ahogaba en aguas turbulentas,
en
el lecho marino hallé tu cruz tendida
y en
tu pecho sangrante y tus brazos abiertos,
me
concediste asilo para vencer la muerte.
Desde
el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.
Fue
así como tu soplo me devolvió el aliento
y
el Universo entero respiró al fin en paz,
al
fundirse en la luz de tu abrazo amoroso
la
tierra, el aire, el cielo y el infinito mar,
¡Oh
Cristo de la Salud, Patrono de Borburata!
¡Santo
Cristo Redentor del Pueblo de Venezuela!
¡Santo
Cristo Salvador de Toda la Humanidad!
Desde
el fondo del mar, Señor, me habla tu voz.
Gustavo Fernández Colón
14 de
septiembre de 2019